El llanto como forma de comunicación

Como en cualquier nueva relación, conocer la personalidad y necesidades de un hijo lleva tiempo. Es normal que al principio los padres se sientan agobiados, sobre todo porque en este caso se trata de personitas muy indefensas que no nos pueden decir qué les pasa, por eso entender los distintos tipos de llantos puede ayudar mucho.

Si bien en una primera etapa es probable que no logres captar todos los mensajes de tu hijo, con el tiempo aprenderás a leer sus señales.

Aunque no todos los casos son iguales, te contamos las principales razones por las que lloran los bebés:

  • Tiene hambre: muchos padres aseguran que este llanto es más fácil de identificar porque los bebés comienzan a llorar, luego paran para respirar y vuelven a comenzar de nuevo. En muchas ocasiones también se llevan los puños y chupetes a la boca.
  • Está cansado: es común que lloren cuando tienen sueño, sobre todo cuando están tan cansados que no logran conciliar el sueño. Este llanto es más monótono y es probable que el bebé se toque la oreja o que frente al contacto cierre los ojos.
  • Cambio de pañal: cuánto se demore en avisarte que está incómodo con el pañal –ya sea por humedad o suciedad– dependerá de qué tan sensible sea la piel de tu hijo. Lo bueno es que esto es fácil de observar y sencillo de solucionar.
  • No se siente bien: si tu hijo está incubando una enfermedad o tiene fiebre lo más probable es que su llanto sea débil, quejumbroso y continuado. En este caso es importante tomarle la temperaturas y buscar algún otro síntoma de enfermedad. Si no se calma la recomendación es llamar al pediatra.
  • Sufre de gases, cólicos o necesita eructar: los cólicos son una causa frecuente de llanto desde la segunda semana de vida hasta el tercer mes aproximadamente. En este caso es probable que tu bebé llore a horas determinadas y encoja sus piernas.
  • Está incómodo: como regla general los bebés necesitan tener una capa de abrigo más que un adulto para sentirse cómodos y es menos probable que tu bebé se queje de tener demasiado calor que de tener mucho frío.