Cada etapa es una nueva aventura en el crecimiento de los niños. Sin duda se trata de procesos muy distintos entre sí, por ejemplo, si hay algo común a partir de los dos años es que muchos niños hacen pataletas de manera cada vez más habitual. Es por eso que saber cómo actuar ante estas explosiones se convierte en algo vital para sobrellevarlas.

Durante esta etapa los niños se dan cuenta que son seres individuales y que tienen cierta autonomía, incitándolos a desafiar los límites impuestos hasta ahora por los padres o cuidadores, lo que muchas veces se manifiesta en forma de rabietas.

Reaccionar adecuadamente ante estas situaciones es muy importante para que esto sólo sea una etapa y no se transforme en algo habitual en la personalidad de tu hijo, por eso te recomendamos conservar la calma, evitar gritarle o castigarlo, intentar dentro de lo posible desviar su atención, darle algún tiempo para calmarse o decirle que cuando se vaya calmando le escucharás.

El método del abrazo también se puede aplicar en estos casos para calmar a los niños. Sí, así como lo lees, un abrazo apretado de varios segundos puede llegar a ser muy efectivo en estos casos y te contamos por qué:

• Por un lado, contiene físicamente la rabieta, lo que también evita que tu hijo se pueda hacer daño y a la vez supone un consuelo. Dejar que tu hijo llore en tus brazos le permite manifestar sus emociones mientras se siente respaldado por ti en ellas. Le transmite que sus emociones son válidas y que tú estás ahí para ayudarle.
• El contacto físico genera sustancias químicas como la dopamina o serotonina, que están estrechamente vinculadas al estado de ánimo y el placer. Es por eso que es una buena forma de disminuir la ansiedad que pueda sentir tu hijo.

La idea es que una vez que disminuya la intensidad puedas aflojar el abrazo, permitiendo que el niño siga discutiendo y llorando si así lo quiere, pero sin la rabia inicial para poder establecer una conversación con él y así tratar de que te cuente qué fue lo que sucedió y qué es lo que siente.