Lo bueno y lo malo de cada etapa

La llegada de un hijo cambia por completo nuestras vidas y cómo no, si de un momento a otro hay una vida que depende por completo de nosotros. Esta nueva etapa estará llena de momentos inolvidables y mágicos, pero también habrá algunos más complicados.

Conversamos con varios padres que nos hablaron de lo mejores y peores momentos después de la llegada de un hijo y esto fue lo que nos contaron:

 
0-12 meses
  • Muchos coinciden en que lo mejor por lejos es la cara de emoción que ponen las guaguas con el sólo hecho de ver a mamá o papá.
  • Entre lo más mencionado también está la confianza absoluta que tienen los hijos en sus padres.
  • Para muchos padres lo peor de esta etapa (sobretodo en padres primerizos) es la preocupación constante. Hasta antes del nacimiento de un hijo, uno es independiente y responsable sólo de sí mismo, pero la sensación de inseguridad permanente pasa a ser “normal”, ya que todos concuerdan en que la maternidad/paternidad se aprende con la práctica.
  • Por muy ordenado que tenga el sueño tu hijo(a), las guaguas requieren atención constante porque en un principio dependen absolutamente de otra persona. El cansancio es entonces un factor común en todos los padres.
 
1-2 años
  • Para muchos padres lo mejor de esta etapa es la capacidad de interactuar más con sus bebés. Ver cómo sus hijos los imitan o los buscan al esconderse genera mucha complicidad.
  • Si en la primera etapa la mayor demostración de cariño era sonreír al ver a sus padres, muchos papás coinciden en que sus primeros “abrazos” y besos son momentos inolvidables.
  • En esta etapa las guaguas dan sus primeros pasitos y esto los convierte en seres un poquito más independientes. Tienen una energía imparable y mucha imaginación, por eso muchos padres están de acuerdo en que una aspecto “negativo” de esta etapa es la nula conciencia del peligro que tienen sus hijos.
 
2-3 años
  • Junto con la independencia es normal que los padres en esta etapa deban lidiar con el desagradable “no”. Es fundamental aprender a lidiar con esto; encontrar el equilibrio entre ser más flexibles con aspectos de menor importancia y ser firmes con otros más importantes.
  • Como lo mejor de esta etapa muchos padres mencionan el ser “partners”. Al ser niños más independientes, padres e hijos pueden realizar actividades en conjunto, conversar sobre sus actividades diarias  algunas veces dividirse las tareas.